Cuento del cuento del conejo en la luna

Había una vez en un reino muy lejano, un cuentista perdidamente enamorado de una princesa y una princesa perdidamente enamorada de un cuentista, afortunadamente el cuentista perdidamente enamorado de una princesa era el mismo cuentista del que una princesa estaba perdidamente enamorada y la princesa perdidamente enamorada de un cuentista era la misma princesa de la que un cuentista estaba perdidamente enamorado. Entonces esa vez, había un cuentista y una princesa perdidamente enamorados el uno del otro. Tan perdidamente enamorados estaban el uno del otro que querían encontrarse, y se encontraban cada noche. Cierta noche se encontraban charlando bajó la luz de la luna, entonces fue que la princesa mencionó algo sobre la luna, que que chévere se veía. Así es, dijo el cuentista. Y mira que a su majestad la luna se le respeta, ni una nube osa posarse encima, continúo diciendo el cuentista. Las nubes serán algo así como los guardaespaldas de algodón del conejo en la luna, continuo continuando diciendo el cuentista. ¿Qué conejo?, pregunto la princesa. Ya sabes, el conejo que esta en la luna, contestó el cuentista. ¿Hay un conejo en la luna?, pregunto la princesa. Eso dice el cuento, contestó el cuentista. ¿Qué cuento?, preguntó la princesa. El cuento del conejo en la
luna, contestó el cuentista. Cuéntame el cuento del conejo en la luna, propuso la princesa.

Había una vez, en un bosque un conejo perdidamente enamorado de una coneja, pues necesitaba encontrarla, entonces el conejo recorrió el bosque entero en su búsqueda, escapó de las fauces del lobo en más de una ocasión y durmió sobre camas de rosas un par de noches, y finalmente una sola noche de un día que había desayunado mariposas, dio con una coneja, la encontró en un claro oscuro (era de noche) rodeado de arboles, la coneja estaba en medio, en el centro del círculo de arboles observando detenidamente la luna, el conejo se aproximó a la coneja, emocionado la olfateo de patas a orejas y a esa hora de la noche las mariposas aún no habían hecho digestión, sin embargo la coneja ni se inmuto, permanecía estoica observando con brillo de amor la luna, la coneja estaba perdidamente enamorada, por eso no se encontraba ni encontraba al conejo, incluso ahí donde el conejo estaba, al lado de ella, la coneja solo miraba la luna, el conejo miró el brillo lunático en los ojos de la coneja mientras las mariposas seguían sin hacerle digestión, el conejo le habló, le dijo: amor, y ocurrió un error frecuente entre los perdidamente enamorados, llamó a la coneja amor, y amor no era la coneja, la coneja era la coneja, y la coneja siguió perdidamente enamorada siguió sin encontrarse ni encontrar al conejo, y siguió haciendo lo que los perdidamente enamorados hacen mejor, mirar la luna, el conejo entonces empezó a preocuparse por el estoicismo enfermizo de la coneja, y algo le olió mal y trato de hablarle de nuevo: amor, solo había amor en las palabras del conejo, y la coneja seguía solo mirando la luna, estaba perdidamente enamorada, ya imaginaras el tremendo problema en el que el conejo se encontraba, así que después de intentar hablarle a la coneja con el más tierno amor, el más intenso amor, el más dulce amor y todos los más de los amores con los que contaba, desistió de amor y se alejo apenado de la coneja, entonces buscó consejo en el más sabio del bosque: el viejo búho, pues el búho era famoso por sabérselas de todas todas en materia de paletas y chiclocentros, el amor es quizás una paleta y quizás el sexo un chiclocentro, no obstante las chupadas son las chupadas, el conejo se aventuró entonces en busca del búho, en busca del sabio búho el conejo lo encontró, y le hablo de su problema de amor, el sabio búho escuchó atento las palabras de amor del conejo, entonces dedujo que lo que el conejo necesitaba era obsequiarle la luna a la coneja, pues ese es el ideal del amor, profetizó que la coneja miraría con ojos de amor al conejo cuando el conejo conquistara la luna para ella, entonces inició la aventura del perdidamente enamorado que solo tiene amor en sus palabras y la conquista de la luna para obsequiársela a su amada, para ello el conejo emprendió la aventura épica más grande jamás contada, pero este es el cuento que sí se contó, entonces solo te diré que el conejo junto con un grupo de compañeros aventureros, el ratón, el zorro, la rana, la ardilla y hasta el mismo búho, emprendieron la larga búsqueda por la conquista de la luna, de este cuento la versión novela podría relatar las peripecias de la manada legendaria de los buscadores lunáticos y sus constantes roces con el lobo que les caza, podría incluso relatar historias adyacentes sobre la rabia de la ardilla, la traición del zorro, y las heroicas muertes del ratón y la rana, o tal vez historias sobre la pata de conejo y el mito de la suerte, o podría esclarecer los misterios de ¿por qué el lobo aúlla a la luna? o ¿por qué los ratones aman el queso?, o podría revelar el secreto de una flor llamada giraluna, sin embargo esta versión que es cuento se limita a relatar que el conejo finalmente alcanzó la luna, para ese entonces el conejo había perdido una pata y se había disuelto la manada legendaria de los buscadores lunáticos, entonces el conejo apareció cojeando sobre la superficie de queso de la luna, el conejo entonces que, como sabes, solo sabía hablar amor, dijo: amor, y la luna a quien en una ocasión en el pasado trataron conquistar por un tal hombre, (que por cierto no lo consiguió pues empleó una frase rara y no la palabra adecuada) fue conquistada por el conejo, y el conejo manco conquistó la luna, fue en ese momento que el conejo se dio cuenta de un error en los cálculos finales del búho: había olvidado como poner de nuevo los pies sobre la tierra, pues el conejo perdidamente enamorado, como ocurre con los perdidamente enamorados, se la pasaba en la luna, y no podría regresar para entregarle la luna conquistada a la coneja, el conejo quedo atrapado por siempre en la luna siendo el héroe perdidamente enamorado que consigue que su enamorada lo mire con amor, pues la coneja en un claro oscuro del bosque permanecía estoica observando con brillo de amor la luna, y en la luna estaba el conejo, el conejo entonces era mirado con ojos de amor por la coneja, por supuesto que la coneja perdidamente enamorada nunca se encontró ni encontró al conejo, pues como suele pasar a quienes perdidamente aman y para encontrarse contemplan la luna, los rayos bluts les impiden encontrar la verdadera forma del conejo en la luna, el conejo en la luna entonces entendió al final, la alquimia terrible del amor, y vivieron perdidamente enamorados para siempre jamás, contó el cuentista.

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